STATEMENT OF PRINCIPLES
Eligiendo vivir como un judÃo laico humanista Declaración
Octavo Congreso Bienal Nueva York 2000
Vivimos en un mundo pluralista, cada vez más laico. Hay una convicción creciente de que los problemas humanos necesitan soluciones humanas, que la justicia es una creación humana, que la ética proviene de las necesidades humanas.
En el siglo XX, el Sionismo, dirigido en su mayorÃa por judÃos laicos, fue el movimiento judÃo de mayor éxito, y el Estado de Israel fue su logro principal. En un siglo laico, la identidad judÃa también se convirtió en una identidad nacional y cultural. Ser judÃo se convirtió en ser parte del pueblo judÃo, y el judaÃsmo se convirtió en la cultura del pueblo judÃo. Un judaÃsmo cultural, laico y humanista, emergió como una de las opciones de vida judÃa.
En el siglo XX, los judÃos sufrieron la tiranÃa y el antisemitismo sanguinario, incluyendo los horrores del Holocausto. Pero también descubrieron la bondad de vivir en un mundo libre y democrático en el que el poder y la amenaza del antisemitismo polÃtico disminuyeron.
En una sociedad libre, la identidad judÃa ya no es sólo una cuestión de nacimiento y de hostilidad social. En el presente, se convirtió en una cuestión de elección. Los judÃos pueden optar por hacer que su identidad judÃa sea significativa, o pueden elegir ser asimilados por la sociedad mayoritaria. En un mundo libre, una identidad judÃa significativa es una elección libre.
En la vida judÃa contemporánea, la elección de vivir como un judÃo laico y humanista es una opción importante. Para los judÃos que se identifican con la historia y la cultura del pueblo judÃo y que ya no creen en la teologÃa del judaÃsmo teÃsta, esta opción es una elección de integridad, pasión y coraje.
Los judÃos laicos humanistas que hacen esta elección, construyen sus vidas judÃas a través de los siguientes compromisos:
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La dignidad: Nos esforzamos por convertirnos en los dueños de nuestras propias vidas y por lograr nuestra propia dignidad.
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La razón: Buscamos la verdad sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea a través de la luz de la razón, siempre dispuestos a vivir con incertidumbre donde las evidencias no proporcionan respuesta.
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La justicia: Aceptamos la responsabilidad de trabajar para que haya justicia en el mundo y de tratar de garantizar la libertad y la igualdad para todas las personas.
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El estudio: Estudiamos la historia, la literatura y la experiencia del pueblo judÃo, en las que encontramos inspiración para nuestra propia lucha por lograr la dignidad personal y la justicia social.
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La celebración: Celebramos los eventos más importantes de la historia judÃa, los hitos significativos en nuestra vida personal y las estaciones de la naturaleza a través de las festividades del calendario hebreo, caracterizando estas celebraciones con nuestras propias convicciones.
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La cultura judÃa: Llenamos nuestras vidas con el sabor y la esencia de la cultura judÃa, cultivando los idiomas, la literatura, la música, el arte y los sÃmbolos judÃos.
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La espiritualidad: Nos conectamos con las experiencias de la belleza y la autotrascendencia, que dan sentido a nuestra vida y se convierten en la base de nuestra propia espiritualidad naturalista.
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El pluralismo: Trabajamos en conjunto con otros judÃos para garantizar la igualdad de todos los judÃos, tradicionalistas y no tradicionalistas, religiosos y no religiosos. Con esta actuación aspiramos a demostrar que la diversidad da fuerza a la vida judÃa
y no la debilita.
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La apertura: Nos abrimos a la sabidurÃa y a la belleza de otras culturas y adoptamos normas universales de tolerancia, pluralismo, democracia, igualdad para hombres y mujeres, y la búsqueda de la paz.
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La creatividad: Utilizamos la creatividad del pasado judÃo siempre y cuando responda a nuestras necesidades y convicciones, teniendo claro que la creatividad del presente judÃo puede determinar con igual o mayor autoridad.
En un mundo lleno de injusticia, dolor y desigualdad, se precisa valentÃa y coraje para vivir una vida sin garantÃas y sin dependencia de un poder sobrenatural. Este enfoque de la vida tiene raÃces profundas en la historia judÃa. Nuestros antepasados vivieron apasionadamente vidas de integridad, defendiendo la dignidad de la determinación humana. Al elegir vivir como JudÃos laicos humanistas, continuamos esa tradición que ha sido, durante mucho tiempo, parte de la experiencia judÃa.